Un camino andarín por la ruta del Majal Blanco

En plena Sierra del Carrascoy, se encuentra la ruta de El Majal blanco, un parque forestal municipal del Ayuntamiento de Murcia. Desde nuestro punto de salida, La Alberca, hay unos 16 kilómetros.

Esta travesía la hicimos en la primavera del 2017, en un mes de marzo de inusual calor. Como datos informativos podemos comentar el hecho que esta zona fue una antigua finca. En la actualidad tiene unos 830 hectáreas y desde 1992 está incluido en el Parque Regional Protegido El Valle-Carrascoy.

Por delante los Andarines de La Alberca, teníamos por caminar unos 15 kilómetros de la ruta de El Majal Blanco, con un nivel de dificultad medio.

Aventura verde desde un complejo residencial

Llama mucho la atención la ubicación de este parque natural. Está dentro de un complejo de urbanización con viviendas muy grandes al que se llega, luego de pasar un pluma con seguridad privada incluida. Claro que eso solo añade más curiosidad a la zona.

El recorrido estuvo lleno de aventuras. Por esos días había llovido mucho y fuerte en la Región de Murcia y si ello sumamos, la nieve que cayó en el mes de febrero de ese año, la zona estaba distinta y con estragos visibles en el entorno.

Nos encontramos muchas ramas y árboles caídos, la tierra con vestigios de humedad y el pequeño riachuelo con más agua de lo normal. Es decir, una combinación perfecta para deleitarnos de aventura en contacto directo con nuestro medio ambiente murciano.

Pasamos por la rambla de las Cuevas del Buitre, un camino arcilloso, cargado de material orgánico en descomposición. Al caminar y respirar, sentíamos el aire puro y ese peculiar olor a bosque que da el contacto con la naturaleza. Nuestros pulmones lo agradecieron.

La zona es preciosa, hay árboles de gran altura y senderos relativamente bien señalizados que guía al senderista por la ruta, aunque claro, en más de una ocasión equivocamos el trayecto y hubo que volver sobre nuestros pasos.

La ruta está perfilada con distintos niveles de pendientes, muy pocos espacios llanos. Nuestro recorrido senderista lo hicimos zigzagueando la ladera. Sube y baja, baja y sube y así buena parte del recorrido.

Nuestros pasos sin artilugios digitales

En medio de ese bosque, no había más presencia humana que la nuestra. Eso sí, este grupo de Andarines Senderistas, estuvo bien acompañado por el canto de diversas aves y el ruido de algún que otro animalito cercano que se movía con rapidez para no ser detectado. Todo ello, daban a nuestra aventura un matiz de introspección, único en ese momento, porque en muchos tramos tampoco había señal de internet y la desconexión con el mundo era total.

Costó llegar y eso tuvo su recompensa. En el punto más alto de nuestro paseo andarín, contemplamos un precioso mirador con vistas infinitas, hasta donde tus ojos podían llegar. Era una panorámica completa que comenzaba por un lado con la ciudad de Murcia a nuestros pies, seguido por ese paisajes natural compuesto por valles, montañas, nubes, cielo y un resplandeciente sol. Todo ello terminaba con un fondo espectacular: la Manga del Mar Menor.

Ahí se olvidó el cansancio, el hambre y el agotamiento que más de alguno llevaba. Esa panorámica, ese paisaje amplio del mediterráneo, nos hizo valorar aún más esta tierra murciana.

Por supuesto, ese momento también fue para fotografías, individuales, en parejas y en grupo. Tiempo para el descanso, la conversación, las risas y la comida: bocadillos, frutos secos, fruta y agua.

Eran ya las 12:00 de la mañana cuando comenzamos el descenso que fue bastante rápido, pero por lo empinado, también se hizo con cuidado, más de lo habitual quizás, pues estos caminos senderistas, también se comparten con bicicletas que descienden a gran velocidad.

El descenso terminó cuando desde la altura comenzamos a visualizar las casas del complejo residencial y la calle asfaltada, señal inequívoca que la aventura había terminado y volvíamos a realidad urbana de nuestras vidas.

Una nueva experiencia senderista que resultó sumamente enriquecedora. Un paseo agradable del que siempre se aprende a descubrir cosas nuevas, se comparte con amigos y se entra en contacto directo con el medio ambiente murciano, lleno de lugares mágicos por descubrir.

May Flamenco – Andarina Senderista

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